El sistema renal es el principal sistema de excreción de agua, sales minerales, productos metabólicos y sustancias químicas extrañas que han ingresado en nuestro organismo. Al excretar agua y diversos solutos se convierte en un sistema fisiológico clave en la regulación del equilibrio ácido-básico de nuestro cuerpo.
El sistema renal está formado por los riñones y las vías urinarias. Los riñones son dos órganos cuya principal función es la de mantener limpia y químicamente equilibrada la sangre. Tienen forma de habichuela y su tamaño es aproximadamente el de un puño (unos 150gr). Se localizan en la parte media de la espalda, justo debajo de las costillas, uno a cada lado de la columna vertebral. Cada día los riñones pueden llegar a procesar unos 190 litros de sangre para eliminar alrededor de dos litros de productos de desecho y exceso de agua. Esos productos de desechos y ese exceso de agua se convierten en orina que fluye hacia la vejiga a través de unos conductos llamados uréteres.
El sistema renal es el amortiguador fisiológico más lento pero el de efecto más prolongado. Puede regular la cantidad de ácido o bases que se excretan por la orina o que se retienen en la sangre; así el pH de la orina puede oscilar entre 4.6 y 8 (en situaciones normales el pH de la orina es de 6). Esta variabilidad del pH se debe a la capacidad fisiológica que tiene el riñón para intercambiar H+ (hidrógeno) con Na+ (Sodio) y K+ (Potasio). Para mantener el pH sanguíneo, el riñón tiene la posibilidad de acidificar la orina o de alcalinizarla.
Las células del túbulo del riñón fabrican iones bicarbonato (HCO3) e hidrógeno (H) a partir de dióxido de carbono (CO2) y agua (H2O). El bicarbonato, que actúa como amortiguador, es reabsorbido por el cuerpo, y los iones de hidrógeno se excretan a la luz del túbulo cambiandolos por sodio (Na). Por cada ion de hidrógeno perdido en la orina, se retiene un ion bicarbonato, que estará disponible en el líquido extracelular para neutralizar a más iones de hidrógeno. Además el riñón también puede eliminar ácidos formando iones amonio (NH4) a partir del amoniaco (NH3) o por medio de otros neutralizadores de ácidos como el fosfato (H3PO4).
La acidificación de la orina supone la eliminación de hidrógeno (H+) y por tanto, la alcalinización de la sangre. Para ello se da una recuperación de bicarbonato sódico (HCO3) y una excreción de amoníaco (NH3), ácido sulfúrico (H2SO4) y ácido fosfórico (H3PO4).
De esta forma, se basifica el medio interno del organismo y se acidifica la orina. Si el medio interno tiene un pH básico, se inhibe este sistema acidificante. Los hidrogeniones (H+) los podemos encontrar en la orina de forma libre como hidrógeno o combinados con amoníaco (NH3) y fosfatos (HPO4 -2).
Consumir alimentos ricos en grasas o no tomar el agua suficiente puede provocar un nivel bajo del pH en nuestro organismo, lo que afecta a todas las células de nuestro cuerpo. Por ello, para tener un buen equilibrio del pH debemos tener una dieta apropiada, consumiendo alimentos alcalinizantes como las verduras y las frutas pobres en azúcares. Los alimentos procesados, los pre-envasado, los productos lácteos, las bebidas alcohólicas, las drogas, las carnes, los pescados y la charcutería, son ejemplos de alimentos que promueven la acidez por su composición.
Un nivel alto de ácido también puede ser el causante de que el colesterol LDL (malo) se adhiera a las arterias, dañando las paredes arteriales y creando una acumulación de placa.
Tanto una buena dieta como llevar hábitos de vida saludable, afectarán directamente en los niveles del pH de todos los fluidos corporales, que determinarán el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. Un sistema inmunológico débil puede suponer un mayor riesgo de sufrir infecciones.
Síntomas como la aparición de acné, tener poca energía o hiperactividad, sufrir cólicos menstruales y premenstruales, padecer diarrea o estreñimiento, orinar caliente o con olor, dolores de cabeza, estrés, dificultad para levantarse por las mañanas, etc. Pueden ser signos claros de tener pH ácido.
Para mantener un buen nivel ácido en nuestro organismo se recomienda comer alimentos sanos bajos en grasas, alimentos con fibra dietética y tomar al menos 1,5 litros de agua al día. Consumir frutas y verduras frescas y crudas, comer poca carne y un remedio casero, como tomar zumo de limón puro al menos dos veces al día.