Síntesis y degradación de los lípidos. Los lípidos necesitan una serie de transformaciones en su digestión para poder ser absorbidos.
Estas transformaciones consistirán en pasar de una fase oleosa o aceitosa a una fase micelar (mecanismo por el cual el jabón solubiliza las moléculas insolubles en agua) por la acción de la bilis y los jugos pancreáticos.
Finalmente pasará a una fase acuosa que permitirá su solubilización y entrada al enterocito (células del intestino encargadas de absorber diversas moléculas alimenticias y transportarlas al interior del organismo).
Fases
PRIMERA
Se inicia en la boca con la masticación, proceso catabólico, la lipasa lingual (enzima que separa las grasas de los alimentos) secretada por las glándulas linguales desdoblan los lípidos en cadenas de ácidos grasos y glicerol, formando diglicéridos preferentemente.
El glicerol se metaboliza fundamentalmente en el hígado, transformándose en glucosa e incorporándose al metabolismo de los hidratos de carbono.
La lipasa lingual actuará sobre todos los ácidos grasos teniendo especial atención en los de cadena corta y media.
Existen algunas enzimas específicas en algunos alimentos (leche humana, carnes, quesos, etc.) que pueden ayudar a este proceso de hidrólisis.
SEGUNDA
Al llegar al estómago y gracias a las lipasas gástricas segregadas por este, con pH ácido, actúan sobre los triglicéridos de cadena corta y media, dando lugar a diglicéridos y ácidos grasos libres. La lipasa lingual sigue manteniendo su actividad.
TERCERA
Pasado el estómago, llegara el turno del intestino delgado que formará micelas que podrán interactuar con la fase acuosa del intestino para poder ser absorbidas, poniendo en marcha la secreción de las hormonas; secretina y colecistoquinina. Favoreciendo la entrada de bilis y jugos pancreáticos a la luz intestinal, emulsionando las grasas.
En el pancreas, la lipasa pancreática produce hidrólisis (descomposición de sustancias orgánicas por acción del agua) de triglicéridos de cadena larga, dando lugar a dos moléculas de monoglicéridos y ácidos grasos libres que se solubilizan por la presencia de las micelas. Cuando éstas alcanzan una concentración máxima permite su absorción. En el caso de no alcanzar esta concentración, se eliminarían formando heces blandas y amarillentas.
La absorción se realiza a través de la membrana del enterocito y la eficacia de la absorción dependerá de la cadena larga y del grado de saturación. La eficacia de absorción en adultos es de un 94-96%, sin embargo en niños pequeños este porcentaje disminuye debido a la falta de ácidos biliares y lipasas, y la micela no ha llegado a alcanzar su concentración máxima, de aquí la importancia de la lipasa de la leche humana.
Los productos resultantes absorbidos por el intestino delgado, se reconstruyen en triglicéridos y fosfolípidos. Algunos penetran directamente en el hígado (principalmente fosfolípidos) uniéndose a la coenzima A (CoA) y sufriendo la acción de una serie de enzimas que van rompiendo la molécula hasta obtener unidades de acetil-CoA, que será el producto final de la degradación de los ácidos grasos.
Los productos restantes pasaran al torrente circulatorio a través de los vasos linfáticos (minúsculas proyecciones de la membrana mucosa especializados en la absorción de grasas) del yeyuno e íleon.
A partir de acetil-CoA, mediante un proceso anabólico, se sintetizan a:
Para lo que es imprescindible la presencia de dos vitaminas del grupo B: la biotina (B8) y la niacina (B3). Estos ácidos grasos se unen al glicerol para la síntesis de triglicéridos, y se realiza en el hígado y en el tejido adiposo. Este es el procedimiento que utiliza el organismo para almacenar el exceso de energía de la dieta, ya sea proveniente de los lípidos, de los glúcidos o de las proteínas.
Que posteriormente pueden degradarse en el hígado, formando sales biliares, o servir de base para la síntesis de hormonas.
Que se eliminan por la orina.
CUARTA
Para el transporte de los lípidos en sangre es necesaria su unión a moléculas proteicas. Los ácidos grasos se unen a la albúmina del suero y los triglicéridos, fosfolípidos y colesterol con las proteínas, dando lugar a las lipoproteínas sanguíneas.